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A la corta visión sobre lo que ocurre en la región, le contestamos con gestión y un sin fin de actividades sociales.
El 4 de agosto de 1976, hace 47 años, monseñor Angelelli era asesinado a manos de efectivos del Tercer Cuerpo de Ejército, comandado por el genocida Mario Benjamín Menéndez, que falsificaron su muerte como un accidente automovilístico.
Actualidad 04/08/2023El obispo se trasladaba en una furgoneta que tras ser encerrada por un auto, volcó a la altura del paraje Punta de los Llanos, en la ruta 38.
El obispo de La Rioja Enrique Angelelli asumió que la opción por los pobres y la defensa de las víctimas valían más que su propia vida, en un país inerme ante el terrorismo de Estado y la represión ilegal que por entonces perpetraba la dictadura cívica militar que gobernaba la Argentina.
Nacido en 1923 en Córdoba, ingresó con apenas 15 años al seminario y a fines de los años 40 fue enviado a Roma, donde fue ordenado como presbítero en el Pontificio Colegio Pío Latino Americano de Roma, en Italia.
En medio de los debates por el Concilio Vaticano II, la gran reforma lanzada por el papa Juan XXIII en 1959, Angelelli obtuvo la designación como obispo y ya en esos años su compromiso con los sectores menos favorecidos de los barrios de Córdoba estaba muy difundido.
En función de esta tarea pastoral, el Vaticano lo designó un año después como arzobispo auxiliar de la provincia, y una de sus primeras medidas consistió en ordenar que los seminaristas se hicieran presentes en los barrios obreros para tomar contacto con la realidad.
Angelelli propició desde su Diócesis la conformación de grupos de laicos comprometidos con los sectores populares de Córdoba.
Esas actividades y sus enfrentamientos con la jerarquía encabezada por el nuncio apostólico Humberto Mozzoni y el cardenal Antonio Caggiano le valieron que en 1968 se le asignase la Diócesis de La Rioja.
Con un estilo franco, llano y directo, el religioso vinculó desde los comienzos su tarea pastoral con los sectores más humildes de la provincia.
Trabajó de forma activa para propiciar la organización de los trabajadores agrícolas, los mineros y las empleadas de servicio doméstico.
Su popularidad era tan grande entre los humildes, que sus misas dominicales desde la catedral de la capital riojana eran transmitidas por radio para toda la provincia.
El cura Arturo Pinto, quien conducía el vehículo accidentado, contó que, tras permanecer durante un tiempo inconsciente, vio el cuerpo de Angelelli tirado en el suelo, con "lesiones en el cuerpo, como si lo hubieran golpeado".
Con el retorno de la democracia, el juez de La Rioja Aldo Morales reabrió el expediente y dictaminó que la muerte de Angelelli se trató de "un crimen fríamente calculado y esperado por la víctima".
Sin embargo, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y los indultos del presidente Menem impidieron que las investigaciones continuaran contra el general Luciano Benjamín Menéndez, titular del Tercer Cuerpo de Ejército durante el terrorismo de Estado, y los militares José Carlos González, Luis Manzanelli y Ricardo Román Oscar Otero.
En 2005, la derogación de la leyes de impunidad permitió que el crimen se investigara como delito de lesa humanidad, y cinco años más tarde se imputó en el expediente al exdictador Jorge Rafael Videla, a Menéndez y a otros doce militares y policías.
El 4 de julio de 2014, Luis Fernando Estrella y Menéndez fueron condenados a cadena perpetua por el crimen de Angelelli.
Un año antes, con la venia del papa Francisco inició el proceso de beatificación de Angelelli, Longueville, Muria y Pedernera, que concluyó el 27 de abril de 2019 con una ceremonia realizada en La Rioja.
La consagración de los mártires estuvo encabezada por el prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el cardenal italiano Angelo Becciu, y concelebrada por unos 50 obispos argentinos, dirigidos por el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, y unos 300 sacerdotes.
Se trató de un reconocimiento al martirio que Angelelli y sus tres compañeros riojanos sufrieron a manos de los genocidas que intentaron acallar su opción por los pobres y defensa de la vida.
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